Asistí al “Bendito Festival” de los teatros de la Candelaria esta noche, 7 de abril de 2023, para ver la obra “Cinco citas de amor para tiempos de desamor” de la compañía “Gota de Mercurio, Arte Escénico”, en la bellísima sala del Teatro Taller de Colombia. Dirige la obra Luis Estupiñán, un artista escénico con experiencia reconocible en el ámbito del teatro de calle y otras manifestaciones escénicas, quien además hace la adaptación dramatúrgica y actúa junto a cuatro jóvenes talentos@s y diligentes.
Me voy a permitir un breve comentario para resaltar virtudes del montaje y mencionar algunas opciones de desarrollo que parecen posibles a mis ojos. La obra retoma cinco historias de amor de García Márquez y las transporta a la escena como parte de una reflexión sobre la posibilidad del amor en tiempos de la peste, según nos contó el director al terminar la función. Si bien recuerdo algunas más que otras, la sensación que tengo acabando de salir es que el trabajo es preciso y limpio, hermoso y consistente, diría en términos de cohesión del lenguaje de la escena.
Utiliza el montaje varias mesas de madera con parasoles rojos adornados con flores y numerosas sillas que acompañan el movimiento permanente y armónico de la escenografía; La escena se llena con humo de una cámara utilizada por momentos, sin que aporte especialmente a la gramática de esas historias; el vestuario es colorido y en la utilería consecuente se destaca un jarrón de cerámica con una flor de papel que al final se quema, de manera que quiere ser significativa.
Centra la atención del espectador el tipo de actuación eficaz en lo corporal y con uso limitado y concreto de la palabra. A lo largo de la obra, que dura alrededor de una hora, se mantiene de manera consistente el procedimiento, incluido el cambio de ubicación de mesas y sillas para construir diversos espacios simbólicos donde ocurren los relatos o la representación de ellos. Tres hombres y dos mujeres asumen todo el trabajo de escena sin demasiada tensión y con exactitud agradable.
Es posible que algunas de las historias que apropian de García Márquez no terminen de redondearse con la maestría a la cual podrían aspirar, pero en general resultan muy agradables y claras para el público. Menciono aquí el cierre de la historia del viejo y su amante virgen, que parecería inconclusa. De igual manera es posible pensar que algunos de los cambios espaciales quedan un tanto gratuitos y no se alcanzan a integrar suficientemente a la acción, como requiere el planteamiento teatral.
Eventualmente se siente algo de estrés en actores y actrices por la exigencia escénica, pero la tónica es el relajado fluir de la actividad, con un tipo de personajes que se acercan a las máscaras de la comedia del arte o a la caricatura del payaso clown. De tal forma que el interés del público, cautivado por una energía leve y estable de la escena, nunca decae. Para el cierre de la obra queda el amor de Fermina y Florentino, dos ancianos que recorriendo eternamente el río Magdalena, terminan con humor y simpatía la obra.
En suma, sorprende la habilidad en el manejo de la gestualidad y del ritmo en el cuerpo de actores y actrices, el rápido desdoblamiento para abordar la siguiente historia, manteniendo la continuidad sutil entre una y otra, la concisión y exactitud en la determinación de objetos, movimientos y espacios. En general, la puesta en escena hace gala de habilidad que el público disfruta; solidez que la dramaturgia podría aprovechar para ganar terreno en el sentido de las citas Garcíamarquianas y dejar en la retina con más vigor la metáfora del amor en los tiempos del covid.
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Avanza el “Bendito” y logra convocar y satisfacer la inquietud de un público que recorre las calles del barrio histórico en busca de reflexión, de diálogo, de cultura. Quiera la pasión de esta semana, las musas, los santos y las deidades, que no nos falte nunca el buen teatro bogotano.
CAMILO RAMÍREZ TRIANA
Teatro Vargastejada Casa de Fu
https://vargastejadacasadefu.wixsite.com/salavargastejada
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